A sólo unos pasos de la plaza San Marcos y de la academia de bellas artes, y posee una atmósfera de absoluta tranquilidad y elegancia.
El hotel ocupa un palacio que fue construido originariamente en el siglo XV y fue reconstruido a comienzos del siglo XX por la familia Stern, grandes coleccionistas de arte.
Hay muy pocos establecimientos tan románticos como este, que desde la terraza ofrece fantásticas vistas al Gran Canal.